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sábado, 20 de agosto de 2011

Carolina, te odio.

 Abrí la puerta, y como siempre que alguien entraba en clase, el ruido cesó, y tras unos segundos de impoluto silencio, comenzaron todos a hablar de nuevo. Era extraño, pero todos estaban charlando de lo mismo de lo mismo, de Carolina. Me dirigí hacia mi sitio, y sentí que Ana me seguía con la mirada. Nada más sentarme (ytal y como esperaba) movió su silla y la colocó a mi lado.

La cotilla de la clase, era obvio que Ana quería sacar información de cualquier lado, estaba ansiosa, era como una paparazzi sedienta de noticias, en resumen, daba miedo.

-         Hey, ¿que tal?.- me saludó.

-         Bien.- contesté tratando de ser lo más borde posible.

-         Así que Carolina está latando*.- dijo para introducirse en el tema.

-         Pues parece que si.-contesté.

-         Bueno, pues tú debes de saber algo de eso, eres su amiga.- Zas,  había lanzado la flecha a una velocidad aterradora, ya estaba sacando su horrible personalidad a flote.

-         ¿Qué pasa cuervo? ¿Andas en busca de carroña?.- pregunté muy acertadamente.

-         Que desagradable eres.- contestó poniendo cara despectiva. Y se fue.

No solía ser así de cortante con Ana. Era una cotilla, todo el mundo la odiaba, y yo parecía la única tonta que no la insultaba, quizás porque no tenía demasiado carácter para mandarla a paseo. Lo cierto es que ese día estaba demasiado cabreada como para dejarle hurgar en mi vida.

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Llegué a casa deshecha, no me apetecía hacer nada, aunque no era algo extraño, todos los viernes por la tarde tenía esa sensación. Buaj, tener clase por la tarde los viernes, era como solían decir todos, una “putada”. ¿A quién demonios se le ocurre fastidiarte la tarde del viernes? ¿La respuesta? A los profesores.

Ya hacía un día que Carolina no aparecía por el instituto. Sus padres parecían poco preocupados, y excusaban su actuación indiferente diciendo que “ya lo había hecho otras veces” y que “ya volverá”. Tengo que decir que realmente no me importaba Carolina, seguramente estaría en casa de alguna amiga o de su prima, como la última vez, lo que realmente me hacía sentirme mal es que: primero, me hubiese engañado; segundo, no me hubiese llamado; y tercero, que el instituto era un hervidero de rumores… Que si Carol se ha fugado con su novio, que si la han secuestrado, que si anda metida en drogas… no la conocían para nada.

Miré de nuevo el móvil. No me había llamado. Yo tampoco debía llamarla a ella. Le había mandado como veinte mensajes rogándole que me contestase y ni caso. En esos momentos la odiaba. Cogí otra vez el celular y busqué de nuevo su número en la agenda, juré que sería  la última vez, y que si no me cogía ya no la volvería a llamar. Ahí estaba. Carolina. Botón derecho. Llamar.


*latar: hacer pellas

2 comentarios:

  1. Aqui no se dice ni latar ni hacer pellas. Lo llamamos "picarsela" o "saltar la vaya" xD
    Tiene instituto por latarde? Que cruz dios mio...
    Un besazoo!!

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  2. Aquí se dice "latar", "fanar", "hacer pellas", "hacer novillos" y "hacer pira" (vocabulario q no falte) Yo tengo clases por la tarde!!! jaja, todos los miércoles, es horrible!!!

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