. . . . . .

viernes, 19 de agosto de 2011

El origen del principio



Y allí estaba yo, en el despacho de la dire, sentada en aquel sillón extravagante de terciopelo verde, aguardando por la llegada de aquella señora rellenita que olía a antiguo. Sobre la mesa había muchas piezas pequeñas de madera talladas: 4 buhos de diferentes tamaños y  3 elefantes  que no sobrepasaban la altura de un lapiz.

 Me percaté de que sobre otro sillón más alejado yacía inmóvil un hombre ataviado con ropas de policía. Tenía las cejas pobladas y el cabello blanco, la camisa ligeramente amarillenta y las gafas de pasta plateada que descansaban sobre su nariz aguileña. En una de sus manos sostenía un cuaderno y en el otro un lapiz, tenía los ojos un poco abiertos, aunque juraría que estaba durmiendo.

Me pregunté como alguien podría dormirse en ese lugar tan extraño, el despacho de una directora, olía a viejo y se veía viejo. En la pared blanca colgados estaban bastantes diplomas en los que figuraba el nombre de la directora, que, aunque gozaba de avanzada edad, disfrutaba entre todo aquel revuelo de muchachuelos con las hormonas revolucionadas.

El sonido del picaporte abriéndose a mis espaldas hizo que me quedase inmóvil, no había estado nunca en aquel despacho, bueno, en realidad si, pero nunca había accedido a ese recinto, para mí totalmente prohibido, sino para hacer algunas preguntas acerca de la matrícula o para dar parte de algún desperfecto en el aula.

Entre mis absurdos pensamientos, la directora ya se había situado detras de su mesa, en un sillón como en el que yo me encontraba, pero más ancho y con varias ondulaciones y decorados en aquella madera oscura que concordaba totalmente con el aspecto de la sala.

-          A ver.- dijo con aquella voz potente pero a la vez suave.- te voy a hacer unas preguntas, y este señor de aquí.- miró hacia el policía que seguía durmiendo.-¡¡¡Félix!!!.- gritó. El hombre se despertó de golpe y abrió los ojos como platos.

-          Ese señor de allí va a apuntar algunas cosas.- declaró antes de comenzar con el interrogatorio.

-          Bien, así que tu eres amiga de Carolina, ¿verdad?.

-          Sí.- contesté con un hilillo de voz casi inaudible.

-          De acuerdo.- suspiró. Desvié la vista hacia el policía, seguía de pie y tenso, como si aún no se hubiera recuperado del susto..- Entonces, ¿tú sabías que tenía pensado salir del colegio en horario escolar? Tienes que saber que eso es una falta grave, ya que solo se puede salir del instituto con ciertos permisos, y dicha falta a esas clases sin que los padres lo sepan puede recaer sobre el expediente.

-          Ehhh... ella me había dicho que se iba a ir antes de clase de plástica porque se había puesto enferma, y que iba a llamar a su madre.

-          Pero no lo hizo.

-          No sé, porque yo tenía que ir a hablar con el profesor de Gimnasia y cuando le pregunté si venía conmigo me dijo que no, que iba a telefonear a su madre, luego, sonó el timbre, volví a clase y ella ya no estaba.Los profesores me preguntaron si sabía algo de ella y yo les dije que se encontraba mal y que se había ido a casa.

-          ¿Entonces tú no la viste salir del centro?.- preguntó, mientras el policía tomaba notas.

-          No, no la vi, ella me dijo eso y cuando fui a junto la ventanilla del conserje ya no estaba allí, ni estaba en la salita de espera, y no vi a su madre tampoco, por lo que supuse que ya se habría ido a casa.

-          ¿Y entonces que pasó?

-          La profesora de tecnología me llamó y me preguntó que porque se había ido y otras cosas así, y luego ella fue a hablar con el conserje.

-          ¿Y que le dijo el conserje?

-          Pues que en el recreo  había cerrrado la conserjería porque tuvo que ir a ayudar a colocar los subministros de folios, libros, y material escolar que había llegado esta mañana. Por lo tanto, nadie pudo llamar por teléfono en ese recreo.

-          Exacto, ¿y que más?

-          Bueno, luego llamaron al padre de Carol al trabajo y el dijo que no había nadie en casa  y que nadie le había llamado al movil ni a el ni a su mujer...

-          Vale, pues ya está, puedes volver a clase...- dijo para concluir el interrogatorio.

Cuando salí del despacho de la directora y comenzé a caminar por los silenciosos pasillos del instituto rumbo a mi clase, estaba triste. Quizás porque la ausencia de Carol me impacientaba, y estaba furiosa porque me hubiera tendido una trampa; o quizás porque el olor a viejo ya se había instaurado en mis pulmones y afectado de alguna manera al cerebro. A medida que me acercaba a mi clase, la última al fondo, comenzaba el barullo, todos debían de estar muy nerviosos, que pasase algo de esto en un instituto tan tranquilo era novedad. Antes de entrar suspiré, y lo único que pudo pasar por mi mente fue  “Te has metido en un buen lío, Carolina”


1 comentario:

  1. Uff, que gente mas insoportable de verdad. TODO el mundo hace pellas alguna vez.
    En mi insti si te pillan como mucho te ponen una amonestacio, pero no llaman ni a tu casa ni nada. COn que la falsifiques nadIE SE ENTERA
    Un besazo!

    ResponderEliminar