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martes, 23 de agosto de 2011

Y se hizo la lluvia

Con el mal tiempo que hacía... y yo, allí, empapándome, por culpa de la pija aquella... ajj, como la odiaba.

Media hora antes:

Ringg
- Hola.- saludé.
- Hola linda.- contestó una voz repipi.
- Perdona... ¿eres?...
- Fanny.- contestó. La madre de Carol siempre dando la lata.
-Ahah.- dije.- ¿y que querías?
-Es que me dejé el móvil en tu casa, Mariale.- respondió.- y quería saber si me lo podías traer porque como sabes no puedo conducir y me urge.
- Ejem, no soy Mariale, soy la hija.- dije.- y...(no me dejó terminar la frase)
- Ajá, pues díselo a tu mamá y que venga rápido.- Y colgó.

Que desgracia, mi madre trabajando, y obvio que no la iba a llamar con el montón de trabajo que ella tenía. Cogí el block de notas y escribí "he ido a llevarle el móvil a Fanny". Suponía que no iba a tardar más de 35 minutos en llegar y volver de casa de Carol, pero por si acaso... Coloqué el post-it sobre la superficie de la nevera y lo fijé con un imán azul.

Salí de casa. El cielo estaba nublándose, pero no sabía donde tenía el paraguas y confiaba en que no llovería... inocente...

Media hora más tarde.

Ya había pasado bastante tiempo desde que había salido de casa. La lluvia me había cogido por sorpresa, y la calle estaba llena de agua. Y yo sin paraguas. Aguardé debajo de la entrada de un negocio que había cerrado recientemente. No sabía que hacer. Maldije a aquella tipa todo lo que pude. Estaba a mitad de camino. Si iba a mi casa me mojaría y si seguía hacia la casa de Carol me mojaría igualmente. Lo que estaba claro es que no podía mantenerme allí hasta que escampase, pues el cielo estaba negro y no me apetecía que me cogiese la tormenta.

Salí de allí y comencé a andar por la calle. Me puse la capucha de la chaqueta y el agua empezó a mojar toda mi ropa. Seguía andando, y el agua mojándome... no me apetecía correr. Me agotaría y me mojaría de todas formas, además no tenía ganas ni energía para hacerlo. Comencé a llorar. No sabía por que pero de mis ojos brotaban lágrimas, yo no tenía que estar allí, me sentía frustrada, triste, rota... o algo así. Cuando llegase a casa iba a llevar una bronca de mi madre, y seguramente cogería catarro o algo así.

No me dí cuenta de cuando había llegado pero lo tenía al lado. El chico alto, de gafas negras, y libros en mano... el chapóptero... Aguantaba un paraguas con su mano izquierda para que yo no me mojase. No le conocía de mucho, solo un poco. No venía en nuestro instituto pero le daba clases particulares de matemáticas a Carol, hasta que el padre de esta se fue de viaje y ahí se descontroló todo.

- Hola, ¿Se puede saber a donde vas con este tiempo?.- preguntó.
- A casa de Carol
- Ah, de aquella chica.- y sonrió.- ¿Y se puede saber porqué?
- No.
- ¿Pero no tienes móvil?.- dijo como burlándose de mi penosa situación.
- Siiii.- y le enseñé aquel aparato rosa.- pero no es mío.
- Pero da igual, podrías llamar a un taxi.- dijo mientras echaba una ojeada al cielo.
- NO.- contesté frustrada. Tras unos segundos continué con mi respuesta.- además, está bloqueado con clave.

Emitió una sonora carcajada... pero retomó la compostura segundos después.

- Ahí tienes la casa. ¿Te espero o me voy?.
- Vete.- respondí bruscamente.

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